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"Es tan díficil volver a Ítaca" de Esteban Valentino

Informe de "Es tan difícil volver a Ítaca" 
Introducción:
  En la novela “Es tan difícil volver a Ítaca” de Esteban Valentino, se observa  un parangón con fragmentos de “La Odisea” de Homero. A esto también se suma información aportada, a través de la entrevista en la que el autor afirma “Soy un contador de historias… y las historias hacen falta”. Esta afirmación particularmente nos demuestra que en la actualidad todavía quedan muchas cosas por contar y en el trascursos de los años como las historias cambian y se reformulan para la sociedad en que vivimos, se necesita a veces “un cable a tierra” como lo es en este caso, algunas citas de otro autores que se introdujeron en el cuento formando parte de una historia mejor.
  Con este informe se desea analizar este relato abarcando distintos aspectos, algunas de ellas es el la relación espejo que se realiza con “Es tan difícil volver a Ítaca” y “La Odisea”, la mitología griega, la magia comunicacional que establecen madre e hijo, las adversidades que limitan a Eduardo y Ulises.
  Dos voces dialogan para contar la historia, discriminadas a través del uso de distintas tipografías: el relato de Eduardo, que nos cuenta su perspectiva de los hechos, sus miedos, sus interrogantes, un sujeto con plena conciencia de qué está dormido; y el relato de su madre, que piensa cómo ayudar a su hijo a través de múltiples recursos (como regalarle a su hijo “recuerdos y sensaciones” para su cumpleaños), que se siente en una película en donde todo lo que no sea esa cama del hospital no tiene importancia. Ambas voces se comunican entre sí sin tener la certeza de que el otro está escuchando, anticipando posibles preguntas e inventando respuestas tranquilizadoras.

Desarrollo:
  Esta novela breve de Esteban Valentino invita al lector a sumergirse en el corazón de una madre y su hijo de casi 13. Él, Eduardo, dormido, en coma, víctima del Síndrome de Melas, sin poder expresarse verbalmente, pero hablando con el alma al lector y ella, Mónica, a su lado, todas las noches en el hospital, acompañándolo incondicionalmente. Ante esta situación tan triste, se plantea un objetivo, un nuevo plan de vida: hay que regresarlo a la vida, como Ulises, el personaje de Homero, cuando regresó a Ítaca. Hay muchos riesgos en su estado, sobre todo porque su padre, Federico, falleció víctima de esta misma enfermedad, que el protagonista heredó, y desde entonces supieron que “un por ahora puede ser un para siempre”. El nuevo plan de la madre es ayudarlo a revivir, a curarse, trazándole los caminos necesarios para regresar, un mapa de recursos para que no se olvide la vida. Para ella, este proyecto se hace gigante y ya nada más le interesa. Su vida se transforma en una película donde ella y Eduardo son los protagonistas y el resto, extras. Todas las tardes, antes de llegar al hospital, repasa los capítulos de “La Odisea” que puedan darle herramientas a su hijo para construir sentidos y sobreponerse a la adversidad y es así como la literatura le sirve para transferir experiencias y sentidos.
  Se intercalan las tardes como las aventuras de Ulises. Mónica y Eduardo, se van simbolizando, él, con Ulises, y ella, con Penélope. Mientras tanto el lector disfruta de las confesiones y conversaciones internas entre madre e hijo, sencillas y deliciosas, únicas, porque ambos están en una situación límite y se animan a hablar con la verdad  y el corazón. Incluso, cuando Eduardo cumple 13, ella le trae un regalo de sensaciones: los olores y sonidos de sus épocas felices. La madre, además de contar la Odisea y de hacerle mimos en la oreja, le da consejos para aguantar: no caer en el “por qué a mí” y dejar de lado las “preguntotas” para poder disfrutar de las cosas más vitales y básicas de la existencia.
  Una novela sobre una madre que no puede dormir y un hijo que duerme todo el tiempo. Gracias a la escritura profunda de Valentino, el lector se emociona  cuando, sumergido en los acontecimientos y sentimientos de la obra, se encuentra con frases bellísimas, que sabe mechar en el texto: “¿Cómo es de fuerte una palabra que grite más que el tiempo? La voy a encontrar. Que los médicos hagan su trabajo, que yo voy a hacer el mío” O también: “Yo soy Mónica Penélope, y tejo las ganas de unos ojos abiertos”, entre  muchas otras. Ambos personajes están conectados por los misterios del amor y la maternidad. La misma madre dice: “A veces pareciera que me escucharas”. 
  La edición de la novela se completa con un reportaje a Esteban Valentino realizado por Laura Linzuain, que enriquece la lectura de la obra y los cantos I, VII, IX, X y XII de la Odisea de Homero. Por medio del primero, el autor comunica cómo se convirtió en escritor, qué importancia tuvieron los libros en su historia personal y muchos interesantes detalles de la creación de su novela.
  Esteban Valentino nació el 11 de diciembre de 1956 en Castelar, provincia de Buenos Aires. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires donde se especializó en Literaturas americanas y argentinas. También es periodista y Profesor Universitario y Licenciado en Letras. Trabajó durante mucho tiempo en algunos medios, como La revista del consumidor y el diario Unomásuno, de México; y Somos, Para Ti, Semanario, Noticias, El Diario del Neuquén, SOS Vida, de Argentina. Muchos de sus libros se han publicado también en otros países como Puerto Rico, México y España. Además de escribir, Esteban da clases en escuelas de nivel medio.

Conclusión:
  Lo que nos ofrece esta historia es el poder salir adelante, en cada tipo de situación, tanto en enfermedad, amor y familia.
  Es una manera de defendernos, estamos acostumbrados a autoafirmar que nunca nos pasará. Y sin escapatorias – como dice el poeta Mario Benedetti – “cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.
  En síntesis, lo antiguo se actualiza con lo contemporáneo y lo contemporáneo se carga de sentidos antiguos, una ida y vuelta, como los viajes de Eduardo y Ulises.


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